Para compartirlo también en Familia y amigos

    En este tiempo de cuarentena, profundamente dolidos por la Pandemia que no acosa, invito a elevar nuestra oración al Dios del amor, de la misericordia, del perdón y de la esperanza. Sugiero para ello que, además de las accione de misericordia que podamos hacer y estén a nuestro alcance, dirigirnos a Dios nuestro Padre, varias veces al día, con el Salmo 91 (ver archivo adjunto). Y a continuación rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria… Reciban un fuerte y cordial abrazo…
S.E. Mons. Guillermo José Garlatti, arcivescovo emerito dell’arcidiocesi di Bahía Blanca

Salmo 91 (90)

Una sola idea se repite a lo largo de todo este Salmo: los que se refugian en el Señor pueden afrontar confiadamente cualquier dificultad, porque cuentan con la constante y eficaz protección divina. Muchas expresiones tienen evidentemente un carácter hiperbólico, por ejemplo la del v. 13, y sólo pretenden destacar la excepcional providencia con que el Señor cuida de sus fieles. En la parte final del Salmo (vs. 14-16), un oráculo divino confirma la enseñanza del salmista.

LA SEGURIDAD DEL QUE CONFÍA EN DIOS

La protección divina en medio de los peligros

1 Tú que vives al amparo del Altísimo

y resides a la sombra del Todopoderoso,

2 di al Señor: “Mi refugio y mi baluarte,

mi Dios, en quien confío”.

3 Él te librará de la red del cazador

y de la peste perniciosa;

4 te cubrirá con sus plumas,

y hallarás un refugio bajo sus alas.

5 No temerás los terrores de la noche,

ni la flecha que vuela de día,

6 ni la peste que acecha en las tinieblas,

ni la plaga que devasta a pleno sol.

7 Aunque caigan mil a tu izquierda

y diez mil a tu derecha,

tú no serás alcanzado:

4C

su brazo es escudo y coraza.

8 Con sólo dirigir una mirada,

verás el castigo de los malos,

9 porque hiciste del Señor tu refugio

y pusiste como defensa al Altísimo.

10 No te alcanzará ningún mal,

ninguna plaga se acercará a tu carpa,

11 porque él te encomendó a sus ángeles

para que te cuiden en todos tus caminos.

12 Ellos te llevarán en sus manos

para que no tropieces contra ninguna piedra;

13 caminarás sobre leones y víboras,

pisotearás cachorros de león y serpientes.

Oráculo del Señor

14 “Él se entregó a mí,

por eso, yo lo libraré;

lo protegeré, porque conoce mi Nombre;

15 me invocará, y yo le responderé.

Estaré con él en el peligro,

lo defenderé y lo glorificaré;

16 le haré gozar de una larga vida

y le haré ver mi salvación”.