Carta al Instituto Zaccaria – Buenos Aires

Asunto: Covid-19

Estimados padres de familia, estudiantes, directivos, docentes, administrativos y maestranza:
Desde Roma me permito acercarme a ustedes en estos días difíciles a causa de la pandemia, para asegurar mi cercanía fraterna y mis oraciones por todos ustedes.
Tenía la esperanza de encontrarnos y conocerlos personalmente y ya estaba todo planeado: Santa misa con la presencia del Obispo Monseñor José María Baliña y encuentros en el Instituto Zaccaria, los últimos días del mes de Marzo de 2020. Pero el Covid-19 ha llegado como un “ladrón”, de manera inesperada.

Nos encontraremos más adelante si Dios quiere; cuando, alrededor del altar, podamos juntos y con gran alegría agradecer a Dios por la gracia de haber derrotado el virus y vuelto a la vida cotidiana. Seguramente la vida de cada uno no será la de antes. La escuela, cada escuela, es fuente de vida y esperanza para un mundo mejor con los colores maravillosos de los valores cristianos. De esta pandemia que hace sufrir el mundo entero – estoy seguro – saldremos todos mejores personas.

Quiero contarles que nos comunicamos, casi diariamente, con Marcela Barone para compartir la situación de nuestro querido Instituto Zaccaria; y sé bien que todos están trabajando de la mejor manera.

Les agradezco porque en las diferentes responsabilidades y tareas son partícipes de esta preciosa historia escolar, que ha visto pasar en Buenos Aires Padres Barnabitas inolvidables.

Lamento que en Italia, como en estos momentos sucede en Argentina, tengamos que estar en casa. Los estudiantes han recibido actividades para favorecer la Continuidad Pedagógica en forma virtual, según las directivas recibidas. Para los padres este tiempo, puede convertirse en la ocasión para dar más testimonio de responsabilidad como ciudadanos, y de fe como católicos. No olvidemos lo que dice San Pablo: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien” (Rom 8,28).

Así que cada uno, en nuestra casita, puede abrir el corazón al Espíritu Santo y viajar con las oraciones haciendo el bien a miles y miles kilómetros de distancia, tocando los corazones y secando las lágrimas de los estudiantes que tenemos, por ejemplo, en nuestras escuelas en África, Italia, Filipinas, Chile y Brasil.

Cada uno, como quiera y pueda, con su imaginación y sensibilidad, con un mensaje o un dibujo, con una cartita o una sonrisa, con una canción, puede acercarse a los que están cerca o lejos para:

    • dar esperanza, enseñando a buscar la verdadera comunión con Dios;
    • dar fuerza, enseñando a tener confianza en Dios, porque cada cruz que llevamos en nuestra casa, escuela o país, no es el fin de todo, porque Dios nunca abandona a nadie;
    • dar consuelo, enseñando a ver cómo Dios nos ama y nos cuida en cada momento con su Providencia divina;
    • dar ánimo, enseñando el valor de las cosas pequeñas y de un amor grande sin límites. Jesús dijo en la oración del Padre Nuestro: “Hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra”.

Somos una sola y gran familia. Tenemos que estar unidos y aprender de lo que está pasando porque todos formamos parte – grandes y chiquitos – de una gran historia de salvación. A cada uno Jesús nos pide, en todas las circunstancias de la vida, amar de corazón a los que nos rodean y agradecer siempre lo que somos. ¡Dios nos ama!

Por la intercesión de San Antonio M. Zaccaría, que Dios los bendiga y dirija el corazón y la inteligencia en los días que aún faltan para que la pandemia se acabe. Que María Madre de la Divina Providencia los proteja. Todo irá bien.

Hasta pronto, si Dios quiere, y Feliz Pascua de Resurrección.

Roma, Domingo, 22 de marzo de 2020

El Presidente de la Asociación Cultural San Antonio M. Zaccaria P. Filippo Lovison, Barnabita